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Kevin quería ser cantante, pero se lo llevaron. Pagaron rescate y aún así lo mataron, en Veracruz

27/03/2019 - 8:30 pm

Kevin Auces fue secuestrado en Jáltipan y apareció sin vida diez días después. Su cadáver fue lanzado a un río. Sus secuestradores pidieron un pago millonario, que cobraron pero no respetaron su vida. El sueño de Kevin era convertirse en un gran cantante con su ukulele y recorrer el mundo llevando su música.

Kevin Joshua Pérez se convirtió en la víctima 510 de la lista de homicidios dolosos que se acumulan en Veracruz desde el primero de diciembre de 2018 a la fecha. El último reporte sobre secuestros dice que en ese mismo periodo de han cometido más de 150, por lo cual Veracruz actualmente ocupa el primer lugar por ese delito a nivel nacional.

Por Ignacio Carvajal

Veracruz, 27 de marzo (BlogExpediente/SinEmbargo).- «Las pequeñas cosas te llevan a las grandes», se lee en el muro de Facebook del joven Kevin Auces. La frase acompaña la foto de dos instrumentos musicales que reposan sobre un sillón, una guitarra y un ukulele con los cuales Kevin cantaba sobre la vida, el amor, los besos cálidos, la ausencia del ser amado y los cambios constantes en la vida.

Sus letras hablan de temas juveniles, llenas de energía y amor por vivir. Las cuales han quedado para la posterioridad, pues esta semana se sumó a la lista de víctimas mortales en el estado de Veracruz. Kevin también estudió la carretera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sotavento.

El cadáver de Kevin Joshua Pérez Auces apareció el lunes en aguas del río Chiquito, en el poblado Paso Zopilote, Cosoleacaque. El cuerpo flotaba en el caudal y sobre él una parvada de zopilotes que buscaban hacer fiesta de sus restos cuando fue localizado por pobladores que rápidamente dieron aviso a las autoridades.

Presentaba avanzado estado de putrefacción y  señales de que posiblemente había sido lanzado al río con vida, para que muriera ahogado: sus manos estaban amarradas con cuerda y también mostraba un gran pedazo de alambre de púas bien sujeto y apretado alrededor del cuello. Su rostro y su boca no dejaban lugar a dudas de que había muerto presenciando el terror.

El cadáver no presentó más lesiones. Había muerto por quedarse sin aire. El alambre atado en el cuello, con las púas, encarnadas, apagaron la armoniosa voz de Kevin Auces.

Al ser rescatado del río, el rostro del joven quedó con una imagen que resume el horror de los últimos momentos de vida.

EL SECUESTRO

El drama de la familia del joven comenzó hace unos doce días cuando fue secuestrado en su natal Jáltipan. Sujetos fuertemente armados se lo llevaron por la fuerza cuando llegaba a su casa, en una colonia popular de ese municipio, y horas después vino la petición económica a cambio de la libertad.

La familia, que rechazó el apoyo de las autoridades para gestionar la liberación, se enfrentaba a un rescate millonario. Versiones salidas del seno familiar indican que se pagó una parte del rescate, pero aún así los secuestradores lo asesinaron.

La muerte de Kevin ha generado indignación entre los jóvenes del sur de Veracruz, pues era muy estimado en los círculos artísticos, también entre los estudiantes de Ciencias de la Comunicación.

El pasado martes fue sepultado en una ceremonia muy íntima con su familia y seres queridos en donde se le recordó como una gran persona emprendedora y soñadora. En el funeral estuvieron presentes sus amigos del pueblo, alumnos de la facultad de ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sotavento, quienes no daban crédito a lo que pasaba.

Auces buscaba un sueño, quería ser cantante y triunfar en el mundo con sus letras e interpretaciones. Su familia ya amigos lo recuerdan como un joven melancólico, pero muy alegre que sorprendía a las personas con las cuerdas de sus instrumentos y voz, y si veía a alguien afligido le dedicaba una canción para levantarle el ánimo.

Kevin era de Jáltipan, la tierra de numerosas personas destacadas en el ámbito de la música y en donde la jarana es un instrumento con el que casi se nace, pero él había optado por el ukulele, algo poco común en el sureste mexicano, y sacaba armoniosas tonadas que no dudaba en interpretar en ocasiones especiales.

En las redes sociales queda constancia de sus destellos artísticos pues se quería sumar a ese círculo de iluminados de su pueblo y que hoy dan de que hablar incluso en otros países, como Los Cojolites, David Haro, los hermanos Ernesto y Antonio García de León,  Zenén Zeferino, etcétera.

Hoy toda la familia y sus amigos lloran por la crueldad de los secuestradores, pues mataron a un joven destacado que luchaba a diario por ser una mejor versión de si y construir su camino a la fama.

Kevin Joshua Pérez se convirtió en la víctima 510 de la lista de homicidios dolosos que se acumulan en Veracruz desde el primero de diciembre de 2018 a la fecha. El último reporte sobre secuestros dice que en ese mismo periodo de han cometido más de 150, por lo cual Veracruz actualmente ocupa el primer lugar por ese delito a nivel nacional.

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Redacción/SinEmbargo
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